domingo, 6 de julio de 2014

La filosofía moral moderna

El pensamiento filosófico occidental de la antigüedad acerca de la forma de vivir se centró en la cuestión del supremo bien: ¿Qué vida es la más plena y duraderamente satisfactoria? Si bien se pensaba que la virtud había de regir las relaciones de uno con los demás, el objetivo primordial era alcanzar el bien para uno mismo.
 
No hay forma estándar de organizar la historia de la filosofía moral, pero puede ser útil considerar tres etapas en ella.
 
La primera es la etapa de la separación gradual del supuesto tradicional de que la moralidad debe de proceder de alguna fuente de autoridad fuera de la naturaleza humana, hacia la creencia de que la moralidad puede surgir de recursos internos a la propia naturaleza humana.
 
Fue en el tránsito desde la concepción de que la moralidad debe imponerse al ser humano a la creencia de que la moralidad puede comprenderse como autogobierno o autonomía del ser humano. Esta etapa comienza con los Ensayos de Miguel de Montaigne (1595) y culmina con la obra de Kant (1785), Reid (1788) y Bentham (1789).
 
Durante la segunda etapa, la filosofía moral se dedicó sustancialmente a crear y defender la concepción de la autonomía individual, haciendo frente a nuevas objeciones e ideas alternativas. Este periodo va desde la asimilación de la obra de Reid, Bentham y Kant hasta el último tercio del siglo pasado. Desde entonces los filósofos morales han desplazado la atención del problema hacia nuevas cuestiones relacionadas con la moralidad pública.

Los trabajos recientes en filosofía moral se caracterizan por su aplicación a otras tres cuestiones.

1) Se está realizando un gran número de trabajos sobre temas sociales y políticos de actualidad. Las cuestiones relativas al aborto, la ética ambiental, la guerra justa, el tratamiento médico, las ´prácticas de los negocios, los derechos de los animales y la posición de las mujeres y los niños ocupan una considerable parte de la literatura y la actividad académica identificada con la filosofía moral o  ética.

2) Se ha registrado una vuelta a la concepción aristotélica de la moralidad como algo esencialmente vinculado a la virtud, en vez de a principios abstractos. Alasdair, Maclntyre y Bernard Williams, entre otros, intentan desarrollar una concepción comunitaria de la personalidad moral y de la dinámica de la moralidad.

3) Por último, se ha registrado un rápido auge de interés por los problemas que plantea la necesidad de coordinar la conducta de muchas personas para emprender acciones eficaces. Si demasiadas personas utilizan un lago como lugar de descanso rural, ninguna de ellas conseguirá la soledad que desea; pero la decisión de abstenerse de una persona puede no producir ningún bien: ¿cómo decidir qué hacer? Muchas cuestiones, como la conservación de los recursos y el entorno, el control de población y la prevención de la guerra nuclear parecen tener una estructura similar, y los filósofos morales, así como muchos economistas, matemáticos y otros especialistas están dedicando su atención a ellas.

Cuestiones como éstas, que afectan a grupos o comunidades de individuos autónomos, pueden estar empezando a tener más importancia para la filosofía moral moderna que el problema históricamente nuclear a explicar y validar al individuo moralmente autónomo como tal.
 
 

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